CARIDAD, AMANCIO ORTEGA Y RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA

Ayer venía en la prensa tres noticias que llamaron mi atención de forma especial. Dos eran similares , dos personas que se suicidaron poco antes de ser desahuciados, parece que tal vez vayamos e irnos enterando de que estas cosas pasan no sólo en Grecia, que se va a romper el muro de silencio sobre los suicidios causados por la crisis.

La segunda era sobre los 20 millones que Amancio Ortega había donado a Cáritas a través de su fundación. Mi primera impresión fue la de que tampoco es para tanto, con todo lo que tiene, no parece demasiado, pero es la mayor donación que ha recibido Cáritas nunca o eso creí entender.

Algunos datos antes de opinar más en profundidad. Amancio Ortega tiene 3 SICAVs, Keblar, Alazán y Gramela, en 2007 con 1.114 mill. Pagó a hacienda un 1%. 11.1 mill. Si Amancio Ortega hubiese pagado el tipo general de IRPF un 23%( supongo que debería pagar más que eso, yo no gano ni me acerco al 1% de eso y pago más del 23%) debería haber pagado 255 millones de euros. Se ha ahorrado 244 millones de euros al año solo con sus SICAVs. Ha donado 20 millones y lo ha hecho a través de una fundación lo que supone que una parte de lo donado se lo podrá desgravar.

No conozco personalmente al señor Ortega, no sé qué tipo de persona es, así que mi opinión se dirige más a su imagen o a la de sus empresas. A mi me parece que lo que de verdad debe hacer si quiere contribuir en algo a salir de la crisis es relocalizar sus empresas, dejar de contratar trabajo esclavo, no usar paraísos fiscales si es que los usa (el 80% de las empresas del IBEX35 lo hacen) y pagar sus impuestos como cualquier otro español, todo lo que le corresponda, de acuerdo a sus ganancias como tenemos que hacer el común de los mortales que no podemos permitirnos una SICAV que no son otra cosa que auténticos paraísos fiscales dentro de España.

La existencia de estas fundaciones ligadas a las empresas, vienen siendo norma desde que la llamada Responsabilidad Social Corporativa (RSC) se puso de moda hace unos años. La RSC no trata de modificar las prácticas de las empresas sino de cambiar la percepción que la sociedad tiene de ellas, un lavado de cara porque un cambio de valores no sirve de nada sin una transformación efectiva de las prácticas empresariales.

Es curioso que esto de la RSC se ha ido extendiendo a la vez que se iban eliminando y desregulando en favor de las transnacionales las normas ambientales, laborales y sociales y al mismo tiempo que se fortalecían los tratados de protección de las inversiones y la seguridad jurídica de sus contratos. Sin embargo, en la base de la RSC está la lógica de voluntariedad y los principios de unilateralidad y no exigibilidad jurídica y que suponen impedir, de facto, que haya mecanismos efectivos para el control de las empresas transnacionales.

Según la Fundación Entorno, miembro español del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (Coca Cola, Shell, BP, Unilever, Bayer ..) lo que habría que hacer es «abandonar los criterios paternalistas que se han mantenido en los últimos años en los que se contemplaba la cooperación al desarrollo como una ayuda a fondo perdido, en vez de como una oportunidad de negocio para las empresas y como una forma de crear inversión simiente con la base de la pirámide, que es el principio que se debe seguir». No se trata de atajar las causas estructurales que promueven las desigualdades sociales, sino de gestionar y rentabilizar la pobreza de acuerdo a los criterios de mercado. Todas las estrategias de negocios inclusivos se despliegan con el propósito de incrementar el crecimiento económico y engordar las cuentas de resultados de las empresas transnacionales.

Hoy la idea general es la privatización, la búsqueda de «nichos de negocio» en cualquier actividad o en cualquier necesidad, la salud, la educación, la cooperación…. Las transnacionales se aprestan a seguir enriqueciendo a sus propietarios, que nunca tienen bastante, a costa de lo que sea, el medio ambiente, los derechos de los trabajadores, las tierras de los indígenas. Todo es susceptible de ser apropiado para obtener rentabilidad y en este proceso se usan conceptos como solidaridad, responsabilidad, sostenibilidad… vaciándolos de su contenido inicial con el único fin de seguir enriqueciendo al 1% de la población a costa del 99% restante.