SOBRE EL ABORTO

Parece que, tras dos años de gobierno, al final el partido popular va a cumplir una (¿la única?) de sus promesas electorales. Se trata de la nueva regulación del aborto. Como no podía ser de otra forma, en aplicación de la neolengua a la que nos tiene tan acostumbrados este gobierno le coloca un nombre (no pienso molestarme en reproducirlo) que dice lo contrario del contenido real del proyecto de ley, de la misma forma que las famosas «sostenibilidades» del sistema nacional de salud o de las costas o la ley de «seguridad ciudadana» que lo único que asegura es que si manifiestas tu libertad de pensamiento y expresión en contra del gobierno puedes acabar muy mal.

Leí hace unos días a alguien que se preguntaba qué les parecería a los partidarios de esta nueva ley si un ministro de salud que fuese testigo de Jehová prohibiera las transfusiones de sangre e incluso los trasplantes y las vacunaciones. Parece que a los testigos de momento no les da por ahí, pero a algunos ultracatólicos si quieren hacerlo a su manera.

En el tema del aborto el debate puede ir muy lejos. Podemos hablar sobre cuándo empieza la vida, pero para ello deberíamos definir primero qué es vida y más aún qué es vida humana. Ahora mismo no creo que la ciencia pueda, ni creo que deba, afirmar con seguridad en qué momento empieza esta vida. Digo que no creo que deba porque este debate está demasiado influido por ideas ajenas a la ciencia, ideas religiosas que afirman que la vida es un don de dios, sólo basadas en la fe.

Si definimos la vida como la capacidad de existir de forma independiente y separada del cuerpo materno, el feto no es viable hasta pasados unos cuantos meses de embarazo, cuando si se adelantara el parto, sería posible su vida fuera del útero. Pero si entramos en el debate de qué es vida humana, las «exigencias» serían mayores y no sólo afectarían al caso del aborto sino de la eutanasia por ejemplo y este es otro debate y da para mucho además.

En agosto del año pasado en la entrada titulada LOS DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS Y SU RELACIÓN CON LA SALUD, decía entre otras cosas: Los entornos de riesgo en los que a veces se ven obligadas a someterse a abortos muchas mujeres reflejan no solo la desesperación de estas mujeres sino, también, y, a menudo, la pasividad del Estado a la hora de respetar, proteger y realizar los derechos de la mujer. Y también que, entre los principios básicos para intervenir en salud sexual y reproductiva, estaban los del principio de ciudadanía y el de laicidad y democracia real.

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En el caso de España la pasividad del estado se ha acabado. El proyecto de ley supone una intromisión en toda regla en los úteros de las mujeres, una intervención del gobierno de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, y de los hombres, españolas, contraviniendo de forma brutal los dos principios que antes he señalado.

El de laicidad porque lo hace en respuesta a las demandas de la jerarquía católica española, una de las más fundamentalistas del mundo con Rouco a la cabeza, y a la propia ideología (alguien la califica de cristofascista) del ministro Gallardón. Esto convierte a esta ley en injusta, paternalista, autoritaria, degradante y machista.

El de ciudadanía porque por un lado convierte a la mitad de la población española, las mujeres, en menores de edad que necesitan ser tuteladas por el Estado y la iglesia y porque además el 70 por ciento de los españoles nos manifestamos cómodos con la actual ley de plazos. Lo que hace que está ley sea, además, innecesaria.

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Pero todavía más, esta es una ley contraproducente y peligrosa porque está demostrado que con leyes restrictivas no sólo no disminuyen los abortos sino que aumentan y también lo hacen los riesgos para la salud de las madres, las pobres por supuesto, que tiene que abortar en condiciones inseguras.

Además, la no inclusión del supuesto de malformaciones del feto, la convierte en una ley cruel porque obligará a tener niños no deseados y con malformaciones importantes, al tiempo que vacían de contenido la ley de dependencia que puede ayudar a sobrellevar a duras penas la carga que supone, una vez más de forma más importante, en familias con menos medios, lo que también la hace una ley clasista.

En fin, tengo muy claro que eso que el ministro califica como la ley más progresista del mundo mundial, no es más que la imposición de su fanatismo e intolerancia y demuestra que aquel que se presentaba como el progresista de la derecha española, es un misógino empedernido, hipócrita y meapilas.

En cuanto a aborto, sólo una ley de plazos razonable como la actual, y con la que el último año se han reducido un 5% los abortos, junto con una buena educación sexual y para la salud y un buen sistema de Atención Primaria de Salud, que incluya la salud sexual y reproductiva, son garantía del respeto de los derechos de todas y todos.

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La lucha contra la mutilación genital femenina es una lucha contra el miedo

Esta entrada ha sido publicada en varias webs de diferentes asociaciones medicusmundi de España y en algún medio de comunicación como el Diario de Toledo y Diario de Noticias de Alava

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Hace unos años, tras la presentación de una película sobre el tema, una mujer africana a la que conocía de antes y por la que acudí al acto, nos brindó su testimonio, contó cómo en contra de la opinión de su madre, ella optó porque se lo hicieran. La presión de ser la diferente, para muchos «la fresca», pudo más que el miedo o la opinión de su madre.

Se pueden buscar y encontrar testimonios sobre la MGF en muchos sitios, casi todos se refieren a mujeres que fueron forzadas, habitualmente por sus padres, a someterse a esta tortura. Tras una primera impresión de hacer algo importante para su vida, de asistir a una fiesta, posteriormente el miedo, el dolor y la sensación de haber sido engañada por los que le debieran haber protegido les ha acompañado el resto de sus vidas.

Por mucha raigambre cultural, por mucho que «uno conoce sólo eso y nada más», lo cierto es que costumbres como esta reflejan sólo una manera que los hombres tienen de controlar la sexualidad de las mujeres, de mantenerlas humilladas y bajo su control, reflejan una sociedad en la que la mujer es susceptible de ser convertida en objeto sobre el que el varón puede ejercer su dominio, dando por supuesto que hay que impedir que la mujer disfrute de su sexualidad, que sólo sirve para dar placer e hijos, y para que de esa forma no le interese «engañar» a su dueño.

En la actualidad la mutilación genital es una realidad que afecta a más de 135 millones de mujeres en todo el mundo, y a la que son sometidas en torno a 2 millones de niñas y adolescentes cada año. Hay un inmenso reguero de sufrimiento humano, singularmente femenino e infantil pero, sobre todo, lo que hay es la inducción de un modelo de sociedad, desigual y violenta para la mujer, que lo mismo la mutila para controlar su sexualidad, como que la vende o la secuestra y la esclaviza para dar placer prostituyéndola.

La ablación comprende una serie de prácticas que alcanzan todas ellas a la supresión, total o parcial, de los genitales externos y que provocan problemas de salud permanentes e irreversibles a quienes la padecen, si bien bajo esa denominación se agrupa un conjunto de actuaciones heterogéneas y de distinto alcance en la salud femenina.

Desde hace años, la lucha contra la mutilación genital femenina es una lucha contra el miedo a enemigos desconocidos: contra el miedo al cambio, y a las oportunidades que llegan con él. A lo largo y ancho del mundo, desde el África subsahariana hasta la Península Arábiga, desde ciertas regiones de Extremo Oriente hasta comunidades expatriadas en Europa, EE UU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, las mujeres están reaccionando contra el hecho de que se las mutile genital, social, civil y políticamente, haciendo posible la promulgación de leyes contra esta lacra y consiguiendo la colaboración en esta lucha de políticos y religiosos y, sobre todo, de muchas mujeres que cada vez son más conscientes de su capacidad de provocar cambios.

LOS DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS Y SU RELACIÓN CON LA SALUD

ABIDJAN, (Costa de Marfil)- «Me gustaría usar algún método anticonceptivo, pero mi esposo se opone», dice Bintou Moussa, de 32 años, quien acaba de dar a luz a su sexto hijo

GUATEMALA, el acceso a los anticonceptivos tiene especiales dificultades para las mujeres indígenas por la inexistencia tanto de medios como de personal preparado en áreas rurales, aunado a la exclusión social. Pero también existen barreras culturales como el machismo, que lleva a muchas mujeres a planificar sus embarazos a escondidas de sus parejas, para evitar celos y el riesgo de ser violentadas.
Fuente PS-Inter Press Service – la Conexión Global

Dos noticias recientes muestran la situación del DERECHO A LA SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA en el mundo. A pesar de las múltiples declaraciones y acuerdos internacionales firmados desde que en la cumbre de El Cairo en 1994, se definiera la salud sexual y reproductiva y se asumiera internacionalmente como uno más de los derechos humanos, la realidad se acerca más a lo que indican esas dos noticias.

Por un lado, el machismo imperante en buena parte del mundo, no solo en los países menos desarrollados, y que necesitará de tiempo y educación para ser combatido, además de una buena cantidad de voluntad política para cambiar las leyes que impiden a las mujeres tener los mismos derechos que los hombres.

En segundo lugar, la gran debilidad de los servicios públicos de salud en buena parte del mundo, también influida por la voluntad política de reforzarlos y en muchos casos por la falta de medios económicos para ello. A esto se viene a añadir ahora la crisis económica que todavía reduce más los presupuestos dedicados a gastos sociales, sanitarios y educativos.

Los derechos sexuales incluyen el derecho de mujeres y hombres a tener control respecto de su sexualidad y a decidir, libre y responsablemente, sin verse sometidas/os a ningún tipo de coerción, discriminación o violencia. Implica, por lo tanto, unas relaciones sexuales igualitarias entre las personas, que garanticen el pleno respeto a la integridad del ser humano y el consentimiento mutuo.

Los derechos reproductivos incluyen el derecho básico de todas las personas a decidir libre y responsablemente el número y espaciamiento de hijos/as y a disponer de la información, educación y medios adecuados para ello.

La conculcación del derecho a la salud sexual y reproductiva lleva a graves riesgos para la salud que son fuente importante de morbilidad, de mortalidad y de discriminación.

La práctica de sexo no seguro es más frecuente en personas jóvenes que no han tenido acceso a información, cuando existen desigualdades de poder que impiden negociar con la pareja sexual y en las relaciones sexuales practicadas con coerción o violencia.El sexo no seguro es causa de 2,4 millones de muertes a nivel global, siendo la tercera causa de mortalidad en los países de bajos ingresos (1,7 millones) y el segundo factor de riesgo de incapacidad (el primero en mujeres en edad reproductiva) a nivel mundial, afectando a 70 millones de personas y Es la principal causa de infección por el VIH y otras ITS así como del cáncer cervical (WHO, 2009).

Aumento de la morbi-mortalidad maternal.Cada año, unas 210 millones de mujeres sufren complicaciones que amenazan su vida durante el embarazo las cuales, a menudo, les causan graves incapacidades. Medio millón, o más, adicional muere a causa del embarazo, parto o puerperio, más del 99% de los casos en países en desarrollo (Glasier, 2006; WHO, 2010a).

Un gran número de mujeres entre 15-49 años –que en algunos países llega hasta al 60%-ha sido forzada a mantener relaciones sexuales. En la mayoría de los casos la violencia sexual es ejercida por el marido, compañero o por un varón cercano a la familia (Bott S. 2010).

80 millones de mujeres tienen, anualmente, embarazados no deseados o no intencionados, 20 millones de abortos en el mundo se practican en condiciones no seguras, el 40% de estos abortos son practicados a mujeres menores de 25 años y unas 68.000 mujeres fallecen anualmente a causa de sus complicaciones. Es por esto que la cuestión de acceso al aborto no se puede desligar del contexto amplio de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer y la obligación de los Estados de defender y hacer efectivos estos derechos.

Los entornos de riesgo en los que a veces se ven obligadas a someterse a abortos muchas mujeres reflejan no solo la desesperación de estas mujeres sino, también, y, a menudo, la pasividad del Estado a la hora de respetar, proteger y realizar los derechos de la mujer. Las mujeres deberían de tener acceso a servicios de calidad para tratar las complicaciones derivadas de aborto. Se deberían de ofrecer con prontitud servicios de planificación de la familia, educación y asesoramiento post-aborto que ayuden también a evitar la repetición de los abortos”.

La falta de atención sanitaria especializada durante el embarazo y el parto no solo afecta a las madres, sino que ocasiona también una elevada mortalidad perinatal: en 2004, 3,7 millones de bebés murieron en su primera semana de vida y 3,3 millones de bebés nacieron muertos (OMS,2007). En 2009, unos 370.000 niños nacieron con el VIH, con lo que se elevó a 2,5 millones el número total de niños menores de 15 años que viven con el VIH. El número total de niños de 0 a 17 años que han perdido a su padre, madre o a ambos debido al VIH aumentó a 16,6 millones en 2009 (ONUSIDA, 2010)

Las intervenciones en Salud Sexual y Reproductiva deben estar basadas en los principios básicos de:

1-)Enfoque desde los derechos humanos y, en esta área en particular, desde los derechos sexuales y reproductivos, prestando especial atención a los grupos más vulnerables (menores, mujeres y población más empobrecida y/o marginada)

2-)Trabajo conjunto con socios locales, teniendo en cuenta siempre los factores socioculturales locales.

3-)La equidad e igualdad de género.

4-) Principio de ciudadanía, lo que conlleva la aceptación de las obligaciones que los Estados deben de tener para con sus ciudadanos y ciudadanas, rechazando políticas injustas de escasa prestación de servicios públicos o tendencias privatizadoras.

5-)Principio de laicidad y democracia real en las políticas públicas

6-) Reforzamiento de los servicios públicos de salud, basados en la atención primaria, como garantía de accesibilidad y equidad en la atención sanitaria, también en lo referido a salud sexual y reproductiva y que hoy está en riesgo tanto en el “norte” por los recortes impuestos por el ajuste, como en el “sur” por el abandono de la ayuda al desarrollo debido a los mismos recortes