ÚLTIMA LLAMADA

Durante esta semana apareció en diversos medios un manifiesto firmado por más de doscientos científicos, activistas sociales, políticos y ecologistas llamando la atención sobre la cada vez más urgente necesidad de poner sobre el tapete, que entre en la agenda política de una vez, la parte de la crisis a la que casi nadie hace caso, la ecológica.

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Desde la primera entrada de este blog me posicioné por un cambio radical del modelo de desarrollo y en otras entradas posteriores fui ampliando las ideas sobre este modelo y como debiera ser el nuevo y sobre la falacia del desarrollo sostenible. (Ver aquí, aquí, aquí, aquí y por fin aquí)

Dos días después de la aparición del manifiesto, en el blog que lo sustenta aparece una entrada de Marga Mediavilla, una de las firmantes iniciales que os aconsejo leer, incluso los enlaces que aparecen en la misma.

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Luego os ánimo a firmar el manifiesto si no lo habéis hecho todavía y para terminar, hoy voy a ser breve, añadir algo que Marga Mediavilla dice en respuesta a un comentario en esa entrada del blog:

"A mi simplemente me gustaría proponer a todxs los que os habéis sentido tocados que centraseis las respuestas en una reflexión personal ¿cómo podría ser mi vida, mi trabajo, mi forma de consumir o de moverme en un futuro ideal? Necesitamos diseñar otra forma de vivir, y ninguno tenemos las recetas.

Si tuviera que escoger dos cosas importantes en este momento diría dos: divulgarlo (mucho y especialmente entre gente no concienciada) y soñar-diseñar otra forma de vida."

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La lucha contra la mutilación genital femenina es una lucha contra el miedo

Esta entrada ha sido publicada en varias webs de diferentes asociaciones medicusmundi de España y en algún medio de comunicación como el Diario de Toledo y Diario de Noticias de Alava

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Hace unos años, tras la presentación de una película sobre el tema, una mujer africana a la que conocía de antes y por la que acudí al acto, nos brindó su testimonio, contó cómo en contra de la opinión de su madre, ella optó porque se lo hicieran. La presión de ser la diferente, para muchos «la fresca», pudo más que el miedo o la opinión de su madre.

Se pueden buscar y encontrar testimonios sobre la MGF en muchos sitios, casi todos se refieren a mujeres que fueron forzadas, habitualmente por sus padres, a someterse a esta tortura. Tras una primera impresión de hacer algo importante para su vida, de asistir a una fiesta, posteriormente el miedo, el dolor y la sensación de haber sido engañada por los que le debieran haber protegido les ha acompañado el resto de sus vidas.

Por mucha raigambre cultural, por mucho que «uno conoce sólo eso y nada más», lo cierto es que costumbres como esta reflejan sólo una manera que los hombres tienen de controlar la sexualidad de las mujeres, de mantenerlas humilladas y bajo su control, reflejan una sociedad en la que la mujer es susceptible de ser convertida en objeto sobre el que el varón puede ejercer su dominio, dando por supuesto que hay que impedir que la mujer disfrute de su sexualidad, que sólo sirve para dar placer e hijos, y para que de esa forma no le interese «engañar» a su dueño.

En la actualidad la mutilación genital es una realidad que afecta a más de 135 millones de mujeres en todo el mundo, y a la que son sometidas en torno a 2 millones de niñas y adolescentes cada año. Hay un inmenso reguero de sufrimiento humano, singularmente femenino e infantil pero, sobre todo, lo que hay es la inducción de un modelo de sociedad, desigual y violenta para la mujer, que lo mismo la mutila para controlar su sexualidad, como que la vende o la secuestra y la esclaviza para dar placer prostituyéndola.

La ablación comprende una serie de prácticas que alcanzan todas ellas a la supresión, total o parcial, de los genitales externos y que provocan problemas de salud permanentes e irreversibles a quienes la padecen, si bien bajo esa denominación se agrupa un conjunto de actuaciones heterogéneas y de distinto alcance en la salud femenina.

Desde hace años, la lucha contra la mutilación genital femenina es una lucha contra el miedo a enemigos desconocidos: contra el miedo al cambio, y a las oportunidades que llegan con él. A lo largo y ancho del mundo, desde el África subsahariana hasta la Península Arábiga, desde ciertas regiones de Extremo Oriente hasta comunidades expatriadas en Europa, EE UU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, las mujeres están reaccionando contra el hecho de que se las mutile genital, social, civil y políticamente, haciendo posible la promulgación de leyes contra esta lacra y consiguiendo la colaboración en esta lucha de políticos y religiosos y, sobre todo, de muchas mujeres que cada vez son más conscientes de su capacidad de provocar cambios.

Hacia una nueva sociedad, del consumo a los cuidados

SOCIEDAD DE CUIDADOS

Es como darle la vuelta al calcetín en un doble sentido, por un lado es volver la sociedad al revés y por otro lado se trata de sacar a la luz múltiples experiencias existentes actualmente para, desde dentro de la sociedad, cambiarla profundamente, una revolución que, como todas las que ha habido hasta ahora, se han ido gestando dentro de la sociedad derrocada.

La nueva sociedad no se puede basar en el Consumismo, no se puede basar en el crecimiento continuo de la economía, no se puede valer del individualismo para dominar a las personas, ni en ella la competitividad será un valor. Al contrario, la base debe estar en la cooperación, porque el hombre es un ser cooperativo y es persona en la medida que coopera con los demás. Si la cooperación es el valor principal, no puede haber individualismo, no es compatible. Desaparece el YO del centro de los planteamientos para que el NOSOTROS, sea el valor prevalente.

Se trata de que en la nueva situación lo primero sean las personas y que estas se puedan dedicar a cuidarse en el sentido amplio, no solo en el de la salud, sino también en el de la cultura, las relaciones sociales, los conocimientos sobre el entorno. Además también puedan cuidar de su familia y amigos, de la naturaleza. Por eso me parece que puede ser un buen nombre el de sociedad de cuidados.

«BUENDESARROLLO»

Ul Haq (1999) planteó cuatro requisitos para una nueva noción del desarrollo: generación de medios de vida, equidad, sostenibilidad y empoderamiento. Se trata de situar al ser humano, el actual y el futuro, en su conjunto, como centro y beneficiario de toda la actividad política y económica.

Tenemos que garantizar nuestra supervivencia básica, nuestra forma de alimentarnos, curarnos, educarnos, de relacionados con la naturaleza y de hacerlo sin entrar en conflicto con otras formas de desarrollo, sin dependencias ni coacciones. Lo más probable es que así el consumismo sea desterrado a favor de un consumo lógico y responsable, que la innovación tecnológica sea apropiada (hecha propia), y adaptada al medio, que las citas a las urnas cada x tiempo sin opciones reales de influir deje de considerarse participación política y se cambie por otras formas mas reales de participación para dar lugar a un empoderamiento real de la personas, los grupos, las comunidades y las naciones para decidir dónde quieren ir y a qué ritmo.

DECRECIMIENTO

Si la nueva sociedad debe ser sostenible, el crecimiento no cabe porque es incompatible, hay que abogar por el decrecimiento de los países avanzados para que el planeta pueda vivir, para que las generaciones futuras puedan disfrutarlo. Al mismo tiempo los países hoy empobrecidos deberán crecer para que sus poblaciones puedan vivir la vida que deseen, pero no podrá ser un crecimiento a imagen del que hemos tenido hasta ahora sino basado en valores ecológicos y verdaderamente sostenible.

No es lo mismo decrecimiento que crecimiento negativo como el actual, producto de la crisis. El decrecimiento supone una actitud voluntaria, un cambio fundamental del paradigma actual en la economía mundial, un giro total en las ideas centrales que sostienen el capitalismo neoliberal.

La idea del decrecimiento tiene su origen en la crítica social y ecológica de la economía capitalista. El decrecimiento no es un fin en sí mismo, es un proceso, un medio para alcanzar una sociedad sostenible, humanamente sostenible, su lema podría ser «necesitamos menos para vivir mejor».

Según Serge Latouche, hay ocho «re» que caracterizarían el decrecimiento. REevaluar, REestructurar, REdistribuir, RElocalizar, REducir, REutilizar, REciclar, REconceptualizar. Estos principios aplicados a todas las actividades permiten valorar su verdadera utilidad y el verdadero «valor» que aportan. Se oponen a todos los «SOBRE» que caracterizan a la sociedad actual, sobreconsumo, sobretransporte, sobrepesca, sobrepastoreo, sobreabundancia, sobremedicación… .sobreendeudamiento.

EL EMPLEO

El argumento del empleo se suele usar en contra del decrecimiento, ¿Qué va a pasar con todos esos trabajadores que ya no van a ser necesarios en la industria del automóvil, por ejemplo?. habrá que reconvertir esas industrias, desde luego, y que se dediquen a otra cosa. Respecto al empleo, al haber menos consumo, disminuye la necesidad de renta del consumidor y por tanto se requiere trabajar menos, al trabajar menos, se liberan horas de trabajo para repartir con otras personas.

El NEF (new economic forum) publicó un documento en el que plantea que 21 horas semanales serían suficientes y facilitaría que todos tuvieran oportunidad de trabajar. Para que esto fuera posible, tendrían que darse una serie de condiciones como cambios en la organización del trabajo, distribución de salarios mas estable y menos desigual, pasar de medidas basadas en coste/empleado a coste/hora de trabajo, aumento del salario mínimo, mejores prestaciones estatales y de servicios públicos.

La reducción de las horas dedicadas el trabajo remunerado, dará a la gente mas tiempo para dedicarlo a la familia, relaciones sociales con amigos y vecinos, actividades culturales, formarse, participar en la vida política y social, actividades todas ellas hoy «penalizadas» por el ritmo de vida que impone el aumento de horas dedicadas al trabajo remunerado necesarias para mantener el nivel de consumo.

LA CUESTIÓN DE LA SALUD

En este modelo de sociedad, la atención a la salud también debe cambiar. Por un lado hay que integrar en la atención sanitaria todo aquello que pueda ser útil a las personas según sus creencias y planteamientos de vida, no asumiendo como única válida la concepción occidental.

La disminución de la producción industrial y su redireccionamiento hacia productos y formas de producción ecológicamente beneficiosas reducirá de manera significativa la contaminación tanto del aire como del agua como de los alimentos, lo que mejorará el nivel de salud de la población, hoy hay demasiadas patologías con una relación oscura con el medio ambiente. La desmedicalización de la atención sanitaria, junto con el aumento del tiempo dedicado a los autocuidados y al cuidado de los demás, la disminución del stress laboral etc también deben producir una disminución importante de patologías síquicas y físicas.

Entre las tecnologías que deben reconceptualizarse esta la médica, que debe orientarse a la producción de tratamientos para enfermedades que hoy no son rentables para la industria farmacéutica y que son las que ocasionan mas sufrimiento, como la malaria por ejemplo.

Por otro lado la defensa de la soberanía alimentaria, el favorecimiento de la producción local de alimentos y la limitación de la sobrecirculación de los mismos, así como su producción libre de químicos tóxicos también permitirá una mejora de la salud y, especialmente, la desaparición del hambre.

EL PROCESO

En este nuevo concepto de desarrollo, el proceso ocupa el lugar central, no se puede concebir el desarrollo como un resultado sino como el proceso mismo.

Una base de partida de esta nueva sociedad esta en la revalorización de los espacios locales, tanto en el norte desarrollado como en los países del sur. Aprovechar las cada vez mas extendidas y participadas iniciativas locales antiglobalización, desde cooperativas agrarias ecológicas, pasando por cooperativas de consumidores, grupos de ciudades en transición, grupos de cestas y muchas otras de las que hay en el norte. En el sur movimientos de campesinos sin tierras, los planteamientos del buen vivir, Sumak Kawsay y Suma Qamaña, cooperativas de comercio justo, grupos indígenas que quieren proteger su soberanía territorial y alimentaria, etcétera. En resumen el papel mas importante debe estar en los movimientos sociales y en el aprovechamiento de las potencialidades propias de los múltiples ámbitos diferentes donde se combate la globalización o donde, al menos, se plantean alternativas.

Es claro que además de lo anterior serán necesarias decisiones políticas de calado que hoy por hoy no parecen previsibles a corto plazo, como las tasas por contaminar, las tasas a transacciones financieras especulativas, la prohibición de los paraísos fiscales, una real política fiscal progresiva que haga pagar los ingresos por capital al menos tanto como las rentas de trabajo, la eliminación de subvenciones al uso de combustibles fósiles….

Ahora mismo estos planteamientos se alojan en la utopía, pero si no tenemos una utopia delante, cómo sabremos hacia dónde ir y cuándo llegamos?.

EL MALDESARROLLO DE LA SOCIEDAD ACTUAL Y LA CUESTIÓN DE LA SALUD

EL MALDESARROLLO

Tomo el término de Unceta para calificar más que definir un modelo de desarrollo que se ha mostrado incapaz de frenar la extensión de la pobreza en muchas partes del mundo y que ha provocado un aumento de las desigualdades. Se trata de un modelo asentado en esas realidades y que además a base de huir hacia delante con la continua exigencia de crecimiento puede provocar, está provocando ya un desastre ecológico sin parangón.

«…si seguimos creyendo que los objetivos del sistema industrial –la expansión del producto, el aumento concomitante del consumo, el progreso tecnológico, las imágenes públicas que lo sostienen- coinciden con la vida misma, entonces todas nuestras vidas seguirán al servicio de esos objetivos (…) Nuestros deseos y nuestras necesidades se manipularán de acuerdo con las necesidades del sistema industrial (…). Al final se tendrá el resultado global de una benigna esclavitud… no será la esclavitud del siervo de la gleba, pero no será la libertad”. GALBRAITH 1967

El modelo de sociedad creado por y para este desarrollo, es desintegrador en lo social, depredador en lo ecológico e insolidario frente a quienes hoy sufren privaciones y con quienes aun no han nacido (Unceta, misma obra). Ese modelo es ademas, generador de crisis como la actual en las que se aprovecha para recortar derechos y al mismo tiempo generar nuevas «oportunidades de negocio» a partir de la privatización del estado.

Las crisis que genera el sistema son cada vez mas profundas y además de económicas van siendo ecológicas, sociales y acabarán siendo humanitarias porque el camino lógico del sistema es hacia el acaparamiento de más y más bienes comunes, tierras, agua…, en busca de ampliar beneficios.

LA CUESTIÓN DE LA SALUD

En este modelo de sociedad donde lo que prima es el consumo, la competitividad y el individualismo, el tratamiento dado a la salud y la enfermedad no podía separarse de esos valores.

Así como durante los siglos XIX y buena parte del XX había un cierto compromiso del liberalismo reformista de garantizar el derecho a la salud que dio lugar al llamado estado providencial, el cual hizo surgir los seguros sociales que representaban la idea de que mantener a la población sana tenía ventajas sociales y económicas. «La historia ofrece argumentos contundentes que demuestran que el reconocimiento de la salud como derecho ciudadano y su incorporación a la agenda política (las políticas de salud pública) fue uno de los principales agentes de transformación social y de mejora de las condiciones de vida de la población europea y que culminaron durante la guerra fría con la creación del estado de bienestar.» ( El precio de la enfermedad. Josep L. Barona, publico.es)

A pesar de que es un hecho universalmente aceptado que los indicadores de salud de una población constituyen un factor fundamental para medir el bienestar social mejor que otros indicadores económicos como la renta per cápita o el PIB, los niveles de consumo y otros, la aplicación de los principios del neoliberalismo, que comenzaron a implementarse ya en los años 70 y 80, pretende convertir la salud en otra mercancía más de la que obtener beneficios, de la que sacar rentabilidad económica más que social. En otra necesidad a resolverse cada uno por su cuenta en competencia con los demás.

El consumismo en el ámbito sanitario se ve en la excesiva medicalización, tecnificación y medicamentación de la salud. Hoy se confunde, e interesa hacer confundir, la salud con la atención médica que es donde es más fácil generar negocio y, por tanto, rentabilidad económica. Si el objetivo fuera la rentabilidad social, las inversiones irían destinadas a mantener los servicios de agua, alcantarillado públicos como garantía de calidad, se favorecería la educación en salud, etc que es lo que genera rentabilidad social.

Se hace imprescindible otro modelo de sociedad, otro modelo de desarrollo, porque todas las personas tiene derecho a mejorar sus condiciones de vida, a incrementar sus oportunidades para vivir la vida que desean.

Nota: Esta entrada es, de alguna manera, continuación de la primera de este blog y será continuada próximamente por mis ideas acerca de la nueva sociedad que habría que construir en la que el desarrollo fuera de verdad un aumento de las capacidades de las personas y no el mero crecimiento del PIB que no dice nada de la vida de los seres humanos.